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Tanto si te sometes a una cesárea de urgencia como a una programada, una cosa es segura: probablemente no sea el parto que habías imaginado. Si tienes pensado dar el pecho, esto puede complicarte un poco las cosas, e incluso desanimarte de antemano. En este artículo te lo explicamos todo y, sobre todo, te ayudamos a no abandonar tu proyecto. Al final del artículo, Lucie, la fundadora, nos dará su testimonio.
En caso de parto vaginal, si el bebé no requiere cuidados especiales, la toma de bienvenida tiene lugar a los pocos minutos del nacimiento, por lo que la lactancia comienza inmediatamente. (Aunque aún no haya llegado la leche).
En cambio, en el caso de una cesárea, la madre tiene que ir a la sala de recuperación, que puede durar de veinte minutos a varias horas, durante las cuales está separada de su bebé. Como resultado, la alimentación de bienvenida se retrasa y tiene lugar más tarde. En realidad, aunque no puedas vivir el momento mágico en que el bebé gatea hasta tu pecho, esto no cambia mucho siempre que lo pongas al pecho en cuanto te lo traigan y que favorezcas al máximo el contacto piel con piel. Porque sea cual sea tu parto, en esta etapa estás produciendo calostro, un auténtico lingote de oro para tu bebé. De hecho, el calostro se produce a partir del tercer trimestre del embarazo y tiene muchos beneficios porque es rico en proteínas y nutrientes.
Sin embargo, una cesárea tiene otras consecuencias en los días posteriores al parto.
La subida de la leche, que marca la transición del calostro (un líquido espeso de color amarillo oscuro) a la lactancia, suele producirse hacia el tercer o cuarto día después del parto. Esto es posible gracias a la producción de prolactina, la hormona que segrega el organismo tras la caída de las hormonas estrógeno y progesterona.
En caso de cesárea, la leche suele subir más tarde, hacia el 5º día.
Si este es tu caso, los mimos, el contacto piel con piel y la alimentación lo más frecuente posible serán tus mejores aliados.
Un temor frecuente en este momento es que el bebé tenga hambre o le falte leche y que el calostro no le nutra lo suficiente. Esto es un error: el calostro es muy, muy nutritivo y es más que suficiente para tu bebé. No es el momento de caer en la trampa de suplementar la leche (aunque no haya nada irreversible, suplementar la leche cuando se quiere dar el pecho sólo ralentizará el proceso de lactancia).
La mejor manera de favorecer la subida de la leche y de iniciar la lactancia materna en caso de cesárea es poner al bebé al pecho lo antes posible y con la mayor frecuencia posible. Esto permitirá a la madre acostumbrarse y familiarizarse con las posturas de lactancia, al bebé aprender el reflejo de succión si aún no lo tiene y estimular la lactancia. El contacto piel con piel, como ya se ha mencionado, también es una excelente forma de ayudar a que la lactancia materna se afiance.
En el caso de una cesárea de urgencia, o en el caso de un bebé prematuro, puede que sea demasiado pequeño o esté demasiado débil para ser amamantado, que tenga que ir a la unidad neonatal o que tú no puedas darle el pecho.
Si tu plan es dar el pecho a tu bebé después, no te rindas: tendrás que empezar a extraerte la leche con un sacaleches que te pueden prestar en la maternidad. Lo ideal es que, si no puedes poner a tu bebé al pecho en ningún momento, te extraigas leche unas 8 veces cada 24 horas para estimular la lactancia.
Una de las dificultades a las que se enfrentará una madre que ha tenido una cesárea es su falta de movilidad y el dolor causado por la cicatriz: el cuerpo tarda más en recuperarse después de una cesárea y esto hay que tenerlo en cuenta a la hora de dar el pecho. Puedes tomar analgésicos, tanto en la maternidad como en casa, ya que algunos medicamentos son compatibles con la lactancia.
Por lo general, no podrá levantarse ni hacer gran cosa durante al menos diez días.
La mejor posición para la madre es permanecer tumbada o semitumbada. Durante la lactancia, es aconsejable colocar al bebé de forma que no esté en contacto con la cicatriz para limitar el dolor de la madre.
Cuando el bebé esté perpendicular al cuerpo de la madre, no tocará la cicatriz.
Puedes dar el pecho en posición semiacostada, sentada en la cama o en un balón de rugby. Otra posición cómoda y recomendada es el Nurtering Biológico, en el que la madre se inclina hacia atrás y el bebé encuentra su propia posición.
Un buen cojín de lactancia es un aliado indispensable porque te ayudará a sentirte bien apoyada. En caso de cesárea, recomendamos nuestra Capullo que es firme y fácil de instalar (no como los cojines de microesferas, que son blandos y difíciles de instalar) y no te oprimirá el vientre.
Un sacaleches eléctrico te ayudará a estimular la lactancia si ésta tarda más en establecerse y si tu bebé no nace a término. Para elegir el adecuado, asesórate con un profesional de la lactancia o pide en la maternidad que te presten uno.
Nos gustan mucho los modelos inalámbricos y portátiles, especialmente el perefits Simone Pump, porque es comparable en potencia a los sacaleches profesionales de las maternidades, pero es mucho más práctico y discreto y más asequible que el famoso Elvie.
Por último, un consejo que se aplica a todas las madres que quieren dar el pecho, con cesárea o sin ella, es tener el contacto de una asesora de lactancia que pueda venir a verte si tienes alguna dificultad. Lo ideal sería haberla conocido antes del parto. Para encontrar un contacto puede consultar el sitio web vanillamilk o directamente en el directorio de Consultores IBCLC
Tras una cesárea de urgencia que le dejó un amargo sabor de boca, Audrey decidió cambiar las tornas y ayudar a todas las mujeres que se someten a una operación de abdominoplastia. Con Mujeres Heridas, desarrolló un marca marca de lencería innovadora y cómoda para ayudar a las mujeres a vivir mejor con sus cicatrices. Sus bragas de cintura alta, en un suave material tecnológico, están adaptadas al postoperatorio para ayudarlas en su vida diaria. Si te han practicado una cesárea, estas braguitas te protegen de los roces, pero también durante el contacto piel con piel o la lactancia, evita que los piececitos del bebé estén en contacto directo con ella. El fundador de Mujeres heridas quiere ir más allá, así que para luchar contra el aislamiento que sienten las madres que han sufrido una cesárea, ha creado un podcast específico y organiza eventos con regularidad.
Nos encanta su enfoque inclusivo... y sorpresa, Mujeres Heridas te ofrece un 10% de descuento en su sitio web con el código MUMADE.
Julia nació a las 37 semanas por cesárea no programada. Estaba despierta y sana. Aunque era pequeña, no necesitaba cuidados. Estuve en la maternidad 4 días después de dar a luz y recuerdo que no me subió la leche hasta la mañana en que me fui a casa.
La pongo al pecho todo lo que puedo. Pude tenerla contra mí en la sala de recuperación unos 30 minutos después del parto y pasamos mucho tiempo juntas.
El dolor de la cesárea no era lo más importante para mí. Lo más difícil fue conseguir que se agarrara bien al pecho porque no encontraba una posición para que funcionara. Estaba bastante tensa y necesitaba un cojín muy ergonómico.
Así es como se me ocurrió la idea de un cojín cojín ergonómico y práctico.
Al día siguiente del parto, las comadronas me prestaron un sacaleches y empecé a extraérmelo. Además de ser un poco impresionante (la máquina en sí es grande y hace mucho ruido), las primeras veces fue un poco desalentador, ya que salía muy poca leche.
Pero cuando llegué a casa, ya me había bajado la leche y podía dar el pecho.
Las primeras 3-4 semanas fueron un reto, no tanto por la cesárea como por encontrar una postura relajada para dar el pecho. Fue una curva de aprendizaje.
Después de eso, me sentí tan orgullosa y feliz de amamantar a mi bebé...
Estoy embarazada de nuevo y debido a complicaciones tardías del embarazo me estoy preparando para un parto por cesárea esta vez probablemente programado.
Quiero volver a dar el pecho, y vendré con un sacaleches que me he comprado y que parece muy práctico. Además, voy a pedir cita con una asesora de lactancia antes y después del parto, cosa que no hice con Julia.
El hecho de que el parto no salga como la madre había imaginado puede tener consecuencias positivas y reforzar su determinación de amamantar. Con el apoyo y la información adecuada, podrás ponerlo en práctica correctamente y disfrutar de una gran experiencia de lactancia. Muchas madres que han tenido un embarazo complicado o un parto difícil, ya sea por cesárea o no, han dado testimonio de ello. La lactancia materna, por su dimensión natural, tiene el poder de devolverte la confianza en ti misma y hacerte sentir fuerte y poderosa.
Te ofrecemos 28 páginas que te permitirán preparar y vivir mejor tu lactancia, con consejos claros y testimonios de mamás y expertos.